Europa 2015

Es sábado a la noche y ya estamos en el departamento de Frank, nuestro anfitrión en Frankfurt. Alquilamos una habitación en su departamento, que en realidad es una falta de respeto decirle habitación ya que es casi más grande que todo nuestro departamento. Ok, stop, empecemos como corresponde...ya ampliaremos el tema hospedaje.

Ayer, viernes, amanecimos temprano para ultimar detalles del equipaje (ultimar por vez número mil, claro). Almorzamos con los Campanelli, más conocidos como los locos de Cuidad Jardín e identificables como la familia López. Fuimos todos juntos a Ezeiza, ellos (ahora soy Lau la que escribe) fieles a su tradición de ir en equipo (son un equipo, en serio) y yo acostumbrándome a esa rutina tan particular como adorable.

En Ezeiza tuvimos que hacer la cola del check-in, más allá de que ya lo habíamos hecho online, porque una persona que no voy a nombrar puso (ok, es "puse", si, es obvio que fui yo) mal las fechas de uno de los pasaportes.
Ok, check-in listo, mochilas despachadas, cervecita afloja tensiones tomada, último cigarrillo fumado, embarcamos.

Viajamos por TAM, por lo tanto la escala obligada fue San Pablo, Brasil. El vuelo salió a tiempo y fue perfecto (en tu cara, Aerolíneas).
En el aeropuerto de San Pablo estuvimos un poco más de media hora, tiempo suficiente para un tentempié y un pis.
Embarcamos rumbo a Alemania. El vuelo también fue genial, algo de turbulencia pero nada que asustara. Sólo dos cosas para resaltar de ese viaje. Una, el personaje que nos tocó al lado nuestro, era brasilero, pero parecía descendiente de no sé, ET. Y la segunda cosa es que, llegando a Frankfurt nos dimos cuenta que estábamos en un vuelo lleno de brasileros a punto de pisar suelo alemán. Sólo ustedes saben las ganas que nos dieron de cantar 7 (siete) veces la canción "Brasil, decime qué se sienteeeeee".

El avión descendía, el suelo y las casas se hacían más nítidas y de golpe, pumba, memocioné. Qué sé yo, serán los años con que soñé conocer Europa...tal vez sea sólo eso, los años.

Listo. Entramos al país, cabe destacar que la chica de migraciones nos pidió que les mostráramos nuestras reservas de hospedaje en Europa, sólo teníamos los datos de Airbnb en el teléfono, se los mostramos y al ver las fotos quiso venir con nosotros. REAL.

Después de un par de vueltas tratando de adivinar qué malditas cosas decían los carteles, pudimos tomar el tren que nos traía a lo de Frank. Dato: el tren no hace ruido, todo el mundo habla de lo lindo del paisaje y nadie te dice que el tren NO HACE RUIDO, amo.

Nos bajamos del tren en pleno centro comercial de Frankfurt, estaba repleto de gente, nosotros caminamos con nuestras mochilas de aquí para allá. Si, claro, un poco nos perdimos. Llegamos a lo de Frank, la descripción "queda en frente del apple store" fue alemanamente (?) exacta.

Nos recibe Frank con una chica (bien de argentos curiosos estamos tratando de averiguar si es su novia, ampliaremos). Nos muestra el departamento y es más lindo que en las fotos, y eso que en las fotos ya era muy lindo! Tenemos dos cafeteras (si, dos), heladera, un baño inmenso, dos teles, sillones, etc. Dato: nosotros sólo alquilamos "una habitación". Frank en un inglés muy alemán, pero absolutamente simpático, nos cuenta dónde comer, cómo llegar al río (después busco en Google maps cuál es porque ahora ni puta idea).

Estábamos muyyyy cansados, pero dejamos las cosas, nos lavamos la cara y salimos a pasear. Muy inteligentemente decidimos dejar la ducha para después, el relajo nos iba a hacer muy cuesta arriba el volver a salir.

Lo primero que buscamos fue un barcito, teníamos hambre y necesidad de brindar. Encontramos uno que nos encantó, en frente del edificio de la ópera, en medio de una plaza enorme y muy linda. Brindamos y picoteamos, volvimos a andar. Fuimos a conocer la ciudad antigua (quedaba a cuatro cuadras), no lo voy a describir, vean las fotos, valen la pena. Después cruzamos un puente (si, el del río) lleno de candados donde las parejas tallan sus nombres y tiran las llaves al río. Encontramos gente de novia con Superman, en serio.

Volviendo a lo de Frank, ahora sí, para bañarnos y descansar un poco, nos dimos cuenta que Frankfurt (o al menos la zona de la ciudad en la que estamos nosotros) es como Recoleta, más precisamente, todo muy Avenida Alvear. Autos lujosos, las casas de ropa más caras, y la chicas vestidas con el último grito de la moda de Prada.

Luego de la bien merecida y muy necesitada siesta, salimos a buscar un lugar para cenar, y caímos en una esquina con mesas en la vereda, calefactores y mantas (sí, te dan mantas, como en el avión, para que no te mueras de hipotermia) y nos pedimos una Schnitzel (alemán para milanesa de cerdo) con crema de hongos y papas fritas, y una costillita de cerdo con sauerkraut (alemán para chucrut) y puré de papas. Por supuesto bajamos la comida con dos cervecitas más (cada cervecita es de medio litro) y caminamos un poco más hasta volver al departamento, desde donde escribimos estas palabras. Ahora solo resta dormir y despertarnos temprano, que mañana el tren a Berlín sale a las 8.13 am.

P.S.: el río es el Main.

Leandro López

15 chapters

16 Apr 2020

¡Llegamos!

May 02, 2015

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Frankfurt

Es sábado a la noche y ya estamos en el departamento de Frank, nuestro anfitrión en Frankfurt. Alquilamos una habitación en su departamento, que en realidad es una falta de respeto decirle habitación ya que es casi más grande que todo nuestro departamento. Ok, stop, empecemos como corresponde...ya ampliaremos el tema hospedaje.

Ayer, viernes, amanecimos temprano para ultimar detalles del equipaje (ultimar por vez número mil, claro). Almorzamos con los Campanelli, más conocidos como los locos de Cuidad Jardín e identificables como la familia López. Fuimos todos juntos a Ezeiza, ellos (ahora soy Lau la que escribe) fieles a su tradición de ir en equipo (son un equipo, en serio) y yo acostumbrándome a esa rutina tan particular como adorable.

En Ezeiza tuvimos que hacer la cola del check-in, más allá de que ya lo habíamos hecho online, porque una persona que no voy a nombrar puso (ok, es "puse", si, es obvio que fui yo) mal las fechas de uno de los pasaportes.
Ok, check-in listo, mochilas despachadas, cervecita afloja tensiones tomada, último cigarrillo fumado, embarcamos.

Viajamos por TAM, por lo tanto la escala obligada fue San Pablo, Brasil. El vuelo salió a tiempo y fue perfecto (en tu cara, Aerolíneas).
En el aeropuerto de San Pablo estuvimos un poco más de media hora, tiempo suficiente para un tentempié y un pis.
Embarcamos rumbo a Alemania. El vuelo también fue genial, algo de turbulencia pero nada que asustara. Sólo dos cosas para resaltar de ese viaje. Una, el personaje que nos tocó al lado nuestro, era brasilero, pero parecía descendiente de no sé, ET. Y la segunda cosa es que, llegando a Frankfurt nos dimos cuenta que estábamos en un vuelo lleno de brasileros a punto de pisar suelo alemán. Sólo ustedes saben las ganas que nos dieron de cantar 7 (siete) veces la canción "Brasil, decime qué se sienteeeeee".

El avión descendía, el suelo y las casas se hacían más nítidas y de golpe, pumba, memocioné. Qué sé yo, serán los años con que soñé conocer Europa...tal vez sea sólo eso, los años.

Listo. Entramos al país, cabe destacar que la chica de migraciones nos pidió que les mostráramos nuestras reservas de hospedaje en Europa, sólo teníamos los datos de Airbnb en el teléfono, se los mostramos y al ver las fotos quiso venir con nosotros. REAL.

Después de un par de vueltas tratando de adivinar qué malditas cosas decían los carteles, pudimos tomar el tren que nos traía a lo de Frank. Dato: el tren no hace ruido, todo el mundo habla de lo lindo del paisaje y nadie te dice que el tren NO HACE RUIDO, amo.

Nos bajamos del tren en pleno centro comercial de Frankfurt, estaba repleto de gente, nosotros caminamos con nuestras mochilas de aquí para allá. Si, claro, un poco nos perdimos. Llegamos a lo de Frank, la descripción "queda en frente del apple store" fue alemanamente (?) exacta.

Nos recibe Frank con una chica (bien de argentos curiosos estamos tratando de averiguar si es su novia, ampliaremos). Nos muestra el departamento y es más lindo que en las fotos, y eso que en las fotos ya era muy lindo! Tenemos dos cafeteras (si, dos), heladera, un baño inmenso, dos teles, sillones, etc. Dato: nosotros sólo alquilamos "una habitación". Frank en un inglés muy alemán, pero absolutamente simpático, nos cuenta dónde comer, cómo llegar al río (después busco en Google maps cuál es porque ahora ni puta idea).

Estábamos muyyyy cansados, pero dejamos las cosas, nos lavamos la cara y salimos a pasear. Muy inteligentemente decidimos dejar la ducha para después, el relajo nos iba a hacer muy cuesta arriba el volver a salir.

Lo primero que buscamos fue un barcito, teníamos hambre y necesidad de brindar. Encontramos uno que nos encantó, en frente del edificio de la ópera, en medio de una plaza enorme y muy linda. Brindamos y picoteamos, volvimos a andar. Fuimos a conocer la ciudad antigua (quedaba a cuatro cuadras), no lo voy a describir, vean las fotos, valen la pena. Después cruzamos un puente (si, el del río) lleno de candados donde las parejas tallan sus nombres y tiran las llaves al río. Encontramos gente de novia con Superman, en serio.

Volviendo a lo de Frank, ahora sí, para bañarnos y descansar un poco, nos dimos cuenta que Frankfurt (o al menos la zona de la ciudad en la que estamos nosotros) es como Recoleta, más precisamente, todo muy Avenida Alvear. Autos lujosos, las casas de ropa más caras, y la chicas vestidas con el último grito de la moda de Prada.

Luego de la bien merecida y muy necesitada siesta, salimos a buscar un lugar para cenar, y caímos en una esquina con mesas en la vereda, calefactores y mantas (sí, te dan mantas, como en el avión, para que no te mueras de hipotermia) y nos pedimos una Schnitzel (alemán para milanesa de cerdo) con crema de hongos y papas fritas, y una costillita de cerdo con sauerkraut (alemán para chucrut) y puré de papas. Por supuesto bajamos la comida con dos cervecitas más (cada cervecita es de medio litro) y caminamos un poco más hasta volver al departamento, desde donde escribimos estas palabras. Ahora solo resta dormir y despertarnos temprano, que mañana el tren a Berlín sale a las 8.13 am.

P.S.: el río es el Main.

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